sábado, 10 de febrero de 2007

Comunicarse positivamente con uno mismo

Los seres humanos han utilizado el lenguaje como sistema de comunicación por eones de años. El lenguaje es el intento de expresar lo que se experimenta en el cerebro.

Sin embargo, por más rico que sea, no podrá jamás expresar por completo lo que sucede en nuestra mente. Por ello las personas no se comprenden y se hacen daño las unas a las otras.

La vida es como el eco: si no le gusta lo que está recibiendo, preste atención a lo que emite.

Los malentendidos hacen perder dinero en el trabajo, y en el colegio van en directo detrimento del futuro de muchos niños, es decir, de nuestro futuro. Los equívocos en la comunicación con la familia y los amigos echan a perder el amor y la amistad.

Cuando dejamos de entendemos a nosotros mismos, comprometemos nuestro éxito, nuestra felicidad y nuestra prosperidad. Casi todo lo indeseable podría evitarse sólo estableciendo una comunicación eficaz.

Comenzaremos con la comunicación interior, es decir, la comunicación con uno mismo. En este caso, el lenguaje que utilizamos es de una importancia fundamental para conseguir lo que deseamos. Desgraciadamente, más de 95% de la población mundial mantiene una «conversación interior negativa».

Está demostrado que hasta los ocho años oímos más de 100.000 veces la palabra «no». Nuestro cerebro está condicionado para la conversación negativa; por ello tendemos más a enfocar lo que «no» queremos que lo que realmente deseamos.

Por ejemplo, en lugar de decirme a mí mismo:
«Quiero tener éxito», me digo: «No quiero fallar»,
o en lugar de decirme:
«Quiero ser delgado», me digo: «No quiero estar gordo».

El subconsciente, que es muy directo, siempre toma el atajo.

Realice el siguiente experimento: antes de continuar leyendo, levante la mano derecha. Bien, ¿la ha levantado ya? En estado de hipnosis hubiese levantado sólo la mano, y no la mano y el antebrazo, como probablemente ha hecho. El inconsciente va directo al asunto

El asunto de una frase negativa no es el no, por lo cual lo que hace es omitir la palabra «no».

Por ejemplo: ¡No piense en el color rojo! ¡No piense en una manzana! Como habrá podido ver, ya es demasiado tarde. Incluso subrayando el «no piense», usted pensó en el color rojo y en la manzana, tal vez hasta en una manzana roja.

Lo mismo sucede cuando dice: «No quiero fallar»: el subconsciente registra la palabra «fallar» y usted, sin darse cuenta, hace todo lo posible por fallar.

Concentrarse en lo que no quiere, en lugar de hacerlo en lo que quiere, es como conducir un coche mirando por el espejo retrovisor.

Usted sabe de dónde viene, pero no sabe hacia dónde va. Una manera de mejorar nuestra existencia en este planeta es aprender a utilizar mejor el lenguaje cuando dialogamos con nosotros mismos, usando nuestra voz interior.

¿Qué voz?

La que está preguntando:

«Qué voz».

Cambiando nuestra forma de comunicarnos con nosotros mismos, cambiaremos nuestra representación interna y, por lo tanto, nuestro estado emocional.

Fraternalmente en la luz del amor
Miccael Sais

No hay comentarios.: