miércoles, 19 de diciembre de 2007

El dolor es físico, el sufrimiento es mental.

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Espera un momento, ¿cómo es que en una revista como ésta se esté hablando de sufrimiento y dolor? -—Para ayudar a comprender el bienestar y la Felicidad.

De acuerdo con Rafael Echeverría, en su obra: Ontología del Lenguaje, el dolor es físico, y el sufrimiento lingüístico.

Tenemos un organismo biológico llamado cuerpo con sensores de dolor, esto es muy conveniente, por que nos alerta de los potenciales peligros a nuestra integridad física, existen personas que por falla en su sistema neurológico no sienten dolor, y su vida es un calvario, ya que se hieren y como no sienten, se pueden seguir hiriendo hasta lesionarse gravemente, y no advierten el peligro. Así que si alguna vez pensó que sería bueno que no le dolieran las heridas, es mejor que lo reconsidere.

De acuerdo con las enseñanzas de Oriente, el sufrimiento del ser humano se genera por el deseo no satisfecho. Luego entonces ¿se puede concluir que no hay que desear prosperar porque sufrimos? No exactamente, el deseo de prosperidad es legítimo y benéfico para la persona y la evolución de la humanidad. El sufrimiento aparece cuando existe el apego al deseo, y aquí nos pone a pensar.

Sufrimos por el apego al deseo, es decir no estoy feliz por que todavía no consigo la casa que quiero, el carro que quiero, el yate que quiero, el viaje que quiero, en lugar de disfrutar plenamente todo lo que en este momento poseo y trabajar por superarme, porque primero hay que ser, para poder hacer y luego tener. La mayoría de las personas piensan que si obtienen el premio mayor de la lotería entonces tienen para poder hacer y luego, ser. Cambiando los términos de orden.

Sufrimos por el apego a las personas, y no las dejamos ir, no dejamos ir a nuestros hijos a que realicen sus sueños, los queremos ver como los bebitos de siempre. Sufrimos por el ser querido que trascendió esta vida por el proceso llamado muerte, y decimos que lloramos por que se murió, cuando realmente lloramos por que nosotros ya no lo vamos a ver.

Tenemos apego a nuestras cosas, almacenamos muchas cosas inservibles, solo revisa ligeramente el lugar donde vives y “descubre” cosas que no usas desde hace un año, o cinco años, o diez años, pero no nos queremos desprender de ellas por que nos traen bonitos recuerdos, y seguimos apegados a nuestras cosas.

Tenemos apego a "nuestra tierra" que es sólo la parte del mundo donde nos correspondió nacer en esta encarnación, pero sufrimos al dejar Bariloche.

Yo aspiro a ser ciudadano del tercer planeta sistema Solar, y viajar por todo el territorio global ligero de equipaje, sin arrastrar la nostalgia de la tierra que me vio nacer, la preocupación de los seres queridos a los que "abandono". Sin el lamento de dejar las cosas que en un momento me sirvieron.

Estoy un poco de acuerdo con Facundo Cabral, cuando dice que él va a los supermercados sólo a ver tantas cosas que no necesita.

La vida en sí es cambio, eterna evolución, no hay nada inamovible, lo más permanente que veas es sólo que sigue un cambio más lento, que desde el punto de vista de una vida humana, no alcances a apreciar el cambio, y sin embargo se mueve, Lo único permanente en el universo es el cambio.

Aligera tu equipaje y viaja por esta vida sonriendo cada día a una nueva oportunidad, un nuevo descubrimiento, un aprendizaje. Hay tierras que descubrir, personas que conocer, experiencias que pasar, y lo más importante: ver todo esto con nuevos ojos. Si no cambias tus ojos (tu manera de ver las cosas) nada cambia, si no están adaptados para ver las maravillas del mundo, seguirán viendo la rutina decepcionante.

Jorge E. Ludewig Veracruz, México

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