jueves, 8 de diciembre de 2011

La emoción: la reacción del cuerpo a su mente




¿Y las emociones? Me siento atrapado en mis emociones más que en la mente.


La mente en la forma en que uso la palabra, no es solamente el pensamiento. Incluye sus emociones así como todos los patrones de reacción inconscientes de tipo mental-emocional. La emoción surge en el punto en que se encuentran la mente y el cuerpo. Es la reacción del cuerpo a su mente, o podríamos decir, un reflejo de su mente en el cuerpo. Por ejemplo, un pensamiento de ataque o un pensamiento hostil creará un aumento de energía en el cuerpo al que llamamos cólera. El cuerpo se alista a luchar. El pensamiento de que usted está siendo amenazado, física o psicológicamente, hace que el cuerpo se contraiga, y ese es el aspecto físico de lo que llamamos miedo. La investigación ha mostrado que las emociones fuertes incluso producen cambios en la bioquímica del cuerpo. Estos cambios bioquímicos representan el aspecto físico o material de la emoción. Por supuesto, usted no es consciente habitualmente de todos sus patrones de pensamiento, y a menudo sólo observando sus emociones puede hacerlos conscientes.

Cuanto más identificado esté con su pensamiento, sus gustos y sus odios, sus juicios e interpretaciones, es decir cuanto menos presente esté como la conciencia que observa, más fuerte será la carga de energía emocional, sea usted consciente de ello o no. Si usted no puede sentir sus emociones, si está desconectado de ellas, eventualmente las experimentará en un nivel puramente físico, como un problema o síntoma físico. Se ha escrito mucho sobre esto en los últimos años, así que no necesitamos entrar en ello aquí. Un patrón emocional inconsciente puede incluso manifestarse como un evento externo que aparentemente le sucede a usted. Por ejemplo, he observado que la gente que lleva dentro mucha ira sin ser consciente de ella y sin expresarla, tiene más posibilidad de ser atacada, verbal o incluso físicamente, por otras personas iracundas y a menudo sin razón aparente. Tienen una fuerte emanación de ira que ciertas personas reciben subliminalmente y que dispara su propia ira latente.

Si usted tiene dificultad para sentir sus emociones, empiece por concentrar su atención en el campo de energía interior de su cuerpo. Sienta el cuerpo desde dentro. Esto también lo pondrá en contacto con sus emociones. Exploraremos esto con más detalle más adelante.

Usted dice que una emoción es el reflejo de la mente en el cuerpo. Pero a veces hay un conflicto entre ambos: la mente dice "no" mientras la emoción dice "sí" o al contrario.

Si usted quiere conocer realmente su mente, el cuerpo le dará siempre un reflejo verdadero, así que observe la emoción o más bien siéntala en su cuerpo. Si hay un conflicto aparente entre ellos, el pensamiento será la mentira, la emoción será la verdad. No la verdad última sobre quién es usted, pero sí la verdad relativa de su estado mental en ese momento.

El conflicto entre los pensamientos superficiales y los procesos mentales inconscientes es ciertamente común. Puede que usted ni siquiera sea capaz de traer a la conciencia en forma de pensamientos su actividad mental inconsciente, pero esta siempre se reflejará en el cuerpo como una emoción y de esto sí puede ser consciente. Observar una emoción de este modo es básicamente lo mismo que escuchar u observar un pensamiento, como describí anteriormente. La única diferencia es que, mientras un pensamiento está en su mente, una emoción tiene un fuerte componente físico, por lo tanto se siente primariamente en el cuerpo. Entonces usted puede permitir que la emoción esté allí sin ser controlado por ella. Usted ya no es la emoción; usted es el observador, la presencia que observa. Si usted practica esto, todo lo que es inconsciente en usted saldrá a la luz de la conciencia.

¿Así pues, observar nuestras emociones es tan importante como observar nuestros pensamientos?

Sí, convierta en un hábito preguntarse a sí mismo: ¿Qué pasa dentro de mí en este momento? Esta pregunta lo orientará en la dirección correcta. Pero no analice, simplemente observe. Enfoque su atención en el interior. Sienta la energía de la emoción. Si no hay emoción presente, lleve su atención más profundamente al campo de energía interior de su cuerpo. Es la puerta de entrada al Ser.

Una emoción habitualmente representa un patrón de pensamiento amplificado y energizado, y puesto que a menudo es una carga energética excesiva, no es fácil inicialmente permanecer presente lo necesario para poder observarlo. Quiere apoderarse de usted y generalmente lo logra, a menos que haya suficiente presencia en usted. Si usted es empujado a la identificación inconsciente con la emoción por falta de presencia, lo que es normal, la emoción temporalmente se convierte en "usted". A menudo se crea un círculo vicioso entre su pensamiento y la emoción: se alimentan recíprocamente. El patrón de pensamiento crea un reflejo magnificado de sí mismo en forma de emoción y la frecuencia vibratoria de la emoción continúa alimentando el patrón de pensamiento original. Al permanecer mentalmente en la situación, evento o persona que percibimos como causa de la emoción, el pensamiento le brinda energía a la emoción, que a su vez energiza el patrón de pensamiento y así sucesivamente.

Básicamente, todas las emociones son modificaciones de una emoción primordial, indiferenciada, que tiene su origen en la pérdida de conciencia de quién es usted más allá del nombre y de la forma. Por su naturaleza indiferenciada, es difícil encontrar un nombre que describa precisamente esta emoción. "Miedo" se aproxima, pero además de una sensación continua de amenaza, también incluye un profundo sentido de abandono y falta de plenitud. Puede ser mejor usar un término que es indiferenciado al igual que esta emoción básica y llamarla simplemente "sufrimiento". Una de las principales tareas de le mente es combatir o suprimir este sufrimiento emocional, lo cual es una de las razones para su incesante actividad, pero todo lo que puede lograr es ocul¬tarlo temporalmente. De hecho, cuanto más se esfuerza la mente por librase del sufrimiento, mayor es este. La mente nunca puede encontrar la solución, ni puede permitirse dejar que usted la encuentre, porque ella misma es una parte intrínseca del "problema". Imagine a un jefe de policía tratando de encontrar a un pirómano cuando el pirómano es el jefe de policía. Usted no se librará de este sufrimiento hasta que deje de derivar su sentido de sí mismo de la identificación con la mente, es decir, con el ego. Entonces la mente es derrocada de su lugar de poder y el Ser se revela como su verdadera naturaleza.

Sí, ya sé lo que va a preguntar.

Iba a preguntar: ¿Y las emociones positivas como el amor y la alegría?

Son inseparables de su estado natural de conexión interior con el Ser. Los destellos de amor y alegría o los momentos breves de profunda paz son posibles siempre que hay una brecha en la corriente del pensamiento. Para la mayor parte de las personas, tales brechas ocurren raramente y sólo por accidente, en momentos en que la mente se queda "sin palabras", a veces disparada por la belleza extraordinaria, por un esfuerzo físico extremado o incluso por un gran peligro. Súbitamente hay quietud interior. Y en esta quietud hay una sutil pero intensa alegría, hay amor, hay paz.

Habitualmente estos momentos se viven muy brevemente, puesto que la mente vuelve a tomar rápidamente su actividad ruidosa que llamamos pensamiento. El amor, la alegría y la paz no pueden florecer hasta que usted se haya liberado del dominio de la mente. Pero no son lo que yo llamaría emociones. Reposan más allá de las emociones, en un nivel mucho más profundo. Así que usted tiene que hacerse completamente consciente de sus emociones y ser capaz de sentirlas antes de poder sentir lo que hay más allá de ellas. Emoción significa literalmente "perturbación". La palabra viene del latín emovere que significa "perturbar".

El amor, la alegría y la paz son estados profundos del Ser o más bien tres aspectos del estado de conexión interior con el Ser. Como tales, no tienen contrarios. Esto se debe a que surgen de más allá de la mente. Las emociones, por otra parte, al ser parte de la mente dualista, están sujetas al juego de los contrarios. Esto significa sencillamente que usted no puede tener bien sin mal. Así pues, en la condición no iluminada, identificada con la mente, lo que a veces se llama erróneamente alegría es el breve placer habitual del ciclo continuamente alternante del sufrimiento/placer. El placer se deriva siempre de algo que está fuera de usted mientras que la alegría surge de dentro. Lo mismo que le brinda placer hoy puede brindarle dolor mañana, o puede abandonarlo, así que su ausencia le traerá dolor. Y lo que a menudo se llama amor puede ser placentero y estimulante por un tiempo, pero es un asidero adictivo, una condición extremadamente menesterosa que puede convertirse en su contraria en un instante. Muchas relaciones "amorosas", después de pasada la euforia inicial, de hecho oscilan entre el "amor" y el odio, la atracción y el ataque.

El verdadero amor no conlleva sufrimiento ¿Cómo podría? No se convierte súbitamente en odio, ni la verdadera alegría se convierte en dolor. Como dije, incluso antes de que usted esté iluminado -antes de liberarse de su mente- usted puede tener destellos de verdadera alegría, verdadero amor o una profunda paz interior, tranquilos pero vibrantemente vivos. Estos son aspectos de su verdadera naturaleza, que está habitualmente oscurecida por la mente. Incluso en una relación adictiva "normal", puede haber momentos en los que la presencia de algo más genuino, algo incorruptible, puede sentirse. Pero serán sólo atisbos, que se ocultarán pronto por la interferencia de la mente. Entonces puede parecer que usted tuvo algo muy precioso y lo perdió, o su mente puede convencerlo de que en todo caso todo fue una ilusión. La verdad es que no fue una ilusión y usted no puede perderlo. Es parte de su estado natural, que puede ser oscurecido, pero nunca destruido por la mente. Incluso cuando el cielo está cubierto de nubes densas, el sol no ha desaparecido. Está todavía allá, al otro lado de las nubes.

El Buda dice que el dolor o sufrimiento surge por el deseo y que para liberarnos del sufrimiento tenemos que cortar los lazos del deseo.

Todos los deseos son expresiones de la mente que busca la salvación o la realización en las cosas externas y en el futuro como sustituto de la alegría de Ser. Mientras yo sea mi mente, soy esos deseos, esas necesidades, carencias, apegos y aversiones, y fuera de ellos no hay "yo" excepto como una mera posibilidad, un potencial no logrado, una semilla que todavía no ha brotado. En ese caso, incluso mi deseo de ser libre o iluminado es sólo otro anhelo de realización o plenitud en el futuro. Así que no busque llegar a ser libre del deseo o "lograr" la iluminación. Vuélvase presente. Esté allí como observador de la mente. En lugar de citar al Buda, sea el Buda, sea "el despierto", que es lo que la palabra buda significa.

Los seres humanos han estado en las garras del sufrimiento durante millones de años, desde que cayeron del estado de gracia, entraron en el reino del tiempo y la mente y perdieron la conciencia del Ser. En ese punto, empezaron a percibirse a sí mismos como fragmentos sin significado en un universo ajeno, separados de la Fuente y de los demás.

El sufrimiento es inevitable mientras usted esté identificado con su mente, es decir, mientras usted esté inconsciente, espiritualmente hablando.

Hablo aquí principalmente del sufrimiento emocional, que es también la causa principal del sufrimiento físico y de las enfermedades físicas. El resentimiento, el odio, la autocompasión, la culpa, la ira, la depresión, los celos y así sucesivamente, incluso la más leve irritación, son todas formas del sufrimiento. Y todo placer o elevación emocional contiene en sí mismo la semilla del dolor: su contrario inseparable, que se manifestará con el tiempo. Cualquiera que haya tomado drogas para sentirse bien sabrá que la animación eventualmente se convierte en depresión, que el placer se transforma en alguna forma de dolor. Muchas personas saben también por experiencia propia cuán fácil y rápidamente una relación íntima puede pasar de ser una fuente de placer a ser una fuente de dolor. Vistos desde una perspectiva más alta, los polos positivo y negativo son caras de la misma moneda, ambos son parte del sufrimiento subyacente que es inseparable del estado de conciencia egotista de identificación con la mente.

Autor: Eckhart Tolle (Extracto de libro “El Poder del Ahora”)

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